Tiempo de lectura: 3min

Con frecuencia las empresas suelen confundir estos tres conceptos, y es que en realidad, a pesar de tener cosas en común, sus dimensiones son totalmente diferentes. Escuchamos cómo, al realizar donaciones o hacer una obra de caridad, las empresas lo enmarcan y comunican como un programa de responsabilidad social corporativo, pero al interior de su empresa no cuentan con políticas ni valores que apunten al bienestar de sus colaboradores, proveedores o del medio ambiente. A nuestro criterio, el que la empresa realice acciones sociales dentro de cualquiera de estos espacios, siempre será positivo, sin embargo, es necesario aprender a diferenciar los conceptos, incluso para planificar un crecimiento de responsabilidad en el tiempo.

Sobre la filantropía

La filantropía social está relacionada con la beneficencia, la caridad y el trabajo de voluntariado, en las cuales las empresas invierten a través de organizaciones externas que no tienen vínculo con el objetivo de negocio, para apoyar una acción de beneficio para la sociedad. Estas son las acciones más comunes de las empresas que aún no han detectado la necesidad de establecer objetivos claros de RSE (Responsabilidad Social Empresarial).

Sobre la inversión social

En una segunda dimensión se encuentra el concepto de inversión social, el mismo suele nacer usualmente de las empresas que quieren establecer programas más sostenidos de ayuda a la comunidad y a la sociedad en general, vinculando su objetivo de negocio a la misma; este se caracteriza por contar con objetivos a largo plazo que son medibles y cuantificables, pero, sobre todo, que aportan a la reputación de la empresa desde su giro de negocio. La inversión social es siempre de apoyo hacia afuera y no considera todos los actores de una empresa como lo hace la RSE.

Sobre la RSE

La responsabilidad social empresarial RSE o responsabilidad social corporativa RSC, es un concepto que nace a finales de los años 50’  y que, en resumen, busca el valor compartido de los diferentes actores que se relacionan con una empresa: clientes, colaboradores, socios, medio ambiente, comunidad, gobierno y la sociedad en general. 

El desarrollo de un plan de RSE conlleva una serie de modificaciones en una empresa, desde estructura, políticas, valores, procesos, compromisos, hasta incluso la modificación de productos y servicios. Implementar un plan de RSE, además de significar un esfuerzo inmenso, requiere de un presupuesto amplio y un compromiso a largo plazo. 

Si bien para muchas empresas el construir un programa de responsabilidad social no es factible de manera inmediata, es importante conocer a fondo los conceptos y sus implicaciones, para ir creando políticas que aporten a este objetivo poco a poco. La RSE ya no es considerada un lujo, los consumidores son cada vez más exigentes y los valores que transmite su empresa pueden ser definitivos al momento de construir la reputación de una marca.