MasterChef Ecuador: ¿derribando o reforzando estereotipos?

La serie de televisión que llegó a nuestro país este año (2019), es una franquicia televisiva de origen británico, que ha sido producida en más de 40 países alrededor del mundo.

Siguiendo una receta de formato dictada por su franquicia, MasterChef Ecuador ha tenido una gran aceptación en el público local, como muestra dos factores: primero, en su canal de YouTube, Teleamazonas ha recibido un promedio de 400.000 visualizaciones por capítulo dentro de su primer mes, cuando su último reallity,” Quiero cantar contigo”, en este mismo año, solo llegaba a 1.000 visualizaciones promedio por capítulo. Segundo, el proyecto de TV tuvo gran acogida por parte de la empresa privada, sobresalen como auspiciantes grandes corporaciones entre las que contamos: Grupo Oriental, La Favorita, Pronaca, Claro, entre otras.

Debido a su éxito, consideramos interesante brindar un espacio para analizar cuáles son los tipos de mensajes que consumimos a través de este programa, ya que es innegable que la televisión sigue teniendo una gran influencia para reforzar o dar de baja estereotipos sociales. Un estudio(2017) publicado por la UTPL (Universidad Técnica Particular de Loja), por ejemplo, reveló que el 63% de encuestados consideraba que los mensajes que se transmiten por televisión, sí influyen en sus conversaciones cotidianas y este dato, aplicado a MasterChef, se ha hecho evidente a juzgar por las redes sociales o la mesa familiar.

 “La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural”

Federico Fellini Director de Cine

Cuando pensamos en comunicación sabemos que no sólo las palabras comunican, también lo hacen los gestos, la ropa, los tonos, y en caso de la televisión: lo hacen también la selección personajes, secuencias y planos. Siendo así, veamos qué nos dice MasterChef Ecuador sobre los siguientes temas:

Sobre el rol de la mujer

Existe una larga lista de ejemplos que podríamos citar para evidenciar que la elección de escenas de este programa han propiciado a que, la diversidad de mujeres que participan ahí, sean catalogadas bajo alguna etiqueta social, como por ejemplo cuando el Chef Jorge Raush le pide a la participante Sharon (modelo) que no use tacos en la cocina sino que vaya “sencillita” y entonces para la opinión pública, que todavía no la conocía, ya iba a ser “la guapa, pero tonta” (que después demostró ser lo contrario), o cuando otra participante, Angiie “vendedora de camarones” -como la presentan en la sobreimpresión del programa- y madre soltera, se convirtió en la “mama luchona”, estereotipo reforzado por sus declaraciones y por comentarios como el de la Chef Carolina, quien le dijo que le parecía una “gran mujer”, cuando apenas la conocía. Tal vez sí lo sea y tal vez la Chef Carolina lo dijo con la mejor intención de ser amable, pero no es el punto, el punto es que todos nosotros nos hemos formado una imagen de estas mujeres, basados en lo que nos enseñan de ellas.

Pues bien, a veces es inevitable encasillar a las personas, es casi natural hacerlo para decodificar nuestro entorno; pero lo que sí se puede evitar es alimentar el drama de un reality entrevistando a mujeres, preguntándoles sobre su opinión sobre las otras participantes del programa, casi esperando que empiecen a criticarse entre sí; como fue el giro de este programa cuando llegó al top 10 de participantes, reforzando un estereotipo de rivalidad entre mujeres.

Varios estudios sociológicos y psicológicos se han realizado con el fin de explicar esta dinámica de crítica y sabotaje femenino, dos teorías se contrastaron en la revista Forbes en 2011, por ejemplo, dejando en claro algo importante: los profesionales que han investigado sobre este tema, están de acuerdo en que esta batalla puede eliminarse cuando las mujeres cuenten con una visión más saludable de su propio poder personal. Para lograr esto necesitamos una sociedad más equitativa donde las mujeres no sientan que deben “competir por los pocos espacios libres para ellas” y definitivamente programas de TV (y otros medios de comunicación) que contribuyan a una construcción de imagen más positiva alrededor del tema.

Sobre la identidad de género y diversidad

En una época en donde la diversidad es la nueva normalidad alrededor del mundo, y a pesar de que aún vivimos en un país con un gran porcentaje de personas que no están dispuestos a aceptar dicha diversidad*; episodios como la legalización del matrimonio igualitario posicionan al Ecuador como un país progresista y respetuoso de los derechos humanos, por sobre otros países de la región.

Es satisfactorio comprobar que este progresismo no se ve reflejado únicamente en la ley, sino que ya se ha tomado también espacios sociales como la televisión. MasterChef Ecuador recibió varios participantes de la comunidad LGBTI y otros grupos que históricamente han sido juzgados y escondidos. En sus primeros episodios conocimos a Michelle, “artista drag queen”, quien resaltaba por su vestuario y personalidad alegre; fueron muchos entre el público quienes creyeron que su excentricidad le abriría camino a lo largo del show, sin embargo, Teleamazonas demostró actuar con igualdad y su desempeño la dejó fuera de la competencia al poco tiempo. En cambio, algunos participantes de la comunidad LGBTI, que destacan por su cocina, lograron llegar muy adelante en la competencia.

De todo esto, rescatamos la libertad con la que han podido desenvolverse estas personas dentro del programa; y la percibida imparcialidad de los jueces al momento de juzgar sus platos. Es justamente esta posición, que no les brinda ventaja ni desventaja frente al resto; lo que colaborará con una mayor aceptación de las diferencias entre la opinión pública.

*En Ecuador más de un 70% de la población LGBTI, reportó experiencias de control, imposición, rechazo y violencia en el entorno familiar, y el 27,3% señaló haber experimentado actos de violencia por parte de agentes de seguridad, de las cuales el 94,1% manifestó haber sufrido gritos, insultos, amenazas y burlas; y un 45,8% ha sido detenido de forma arbitraria; según los datos publicados en un estudio del INEC en 2013.

Sobre la identidad nacional y cultura ecuatoriana

La identidad y el orgullo ecuatoriano han evolucionado a lo largo de su historia, la conquista española dejó una importante huella en el arte, la religiosidad, las costumbres y gastronomía del país; por muchas generaciones lo “españolizado” se consideraba mejor. No es sino hace poco tiempo atrás, que el fútbol y reconocimientos turísticos internacionales, junto con esfuerzos públicos y privados como el sello Mucho Mejor Ecuador o el desarrollo de la marca país, empezaron a forjar un orgullo por lo propio, ahora el ecuatoriano tiene muchas más razones para abrazar su identidad.

 

El programa MasterChef Ecuador supo explotar esta tendencia, centrando, en gran medida, el giro del programa hacia lo local, así lo expone su video de presentación: “Este es el show de cocina que por primera vez mostrará nuestra amplia gastronomía”, cuestión que no necesariamente la vemos en otras ediciones de la franquicia. La edición ecuatoriana del programa seleccionó a dos chefs nacionales como parte del jurado, cuando en otras ediciones tampoco vemos esto como una regla. La Chef Carolina Sánchez, dueña de un restaurante en España y ganadora de una estrella Michelin; así como el Chef Quique Sempere con 20 años de experiencia culinaria, han sido motivo de orgullo.

Por otro lado, coincidencia o no, el programa ha tenido concursantes de la mayoría de las regiones del país, cosa que ha sido explotada en el video de intro del programa, como cuando Malena, esmeraldeña, aparece cortando una sandía; Yolanda, quiteña con raíces indígenas, cocinando en olla de barro; o Beto, amazónico, preparando un maito; siendo los tres, de los pocos concursantes seleccionados para aparecer en este video. Esto puede ser visto como otra manera de hacer énfasis en lo nuestro, aunque sin duda, cae también en un refuerzo de estereotipos, ya que bien se podría haber puesto a cualquier otro concursante a preparar un platillo local, independientemente de su lugar de origen.

Sin embargo, decisiones de producción como filmar el show en Colombia, han confundido a los televidentes e incluso indignado a otros, a pesar de los esfuerzos de producción de ocultar este hecho, movilizando a los concursantes de vuelta a Ecuador por varias ocasiones para capítulos seleccionados, o “disfrazando” un mercado colombiano, por así decirlo.

Estos son algunos ejemplos de todos los mensajes que podemos encontrar detrás de esta gran producción, lo importante es que, al disfrutar de un show, no perdamos el instinto crítico para juzgar lo que se nos muestra y veamos más allá de lo que aparece en la pantalla.